En el marco de la feria del Libro de Guadalajara se presentaron los resultados del estudio¿Quién compra libros en México?, realizado por vez primera por NielsenIQ Bookdata. El estudio fue patrocinado por Planeta, Penguin Random House, y Hachette y se trató de una encuesta elaborada a 3 mil hombres y mujeres mayores de 18 años para tratar de indagar no sólo quién compra los libros, también donde se encuentran, en qué formato adquieren e, incluso, por qué no compran libros cuando no los compran.
Desde luego, una cosa es comprar libros y otra es leerlos; sin embargo, los resultados son reveladores, especialmente porque nos dan un indicio de que, contrario a lo que muchos aseguran, hay compradores de libros, ¿y quizá lectores?, en un país que siempre registra un fatídico 3 punto y cacho libros leídos por año; aunque, con los datos del reciente Molec 2025, vemos que el panorama es un poco más esperanzador.
¿Quién compra qué?
Acá algunos de los resultados del estudio ¿Quién compra libros en México? que encuentro más interesantes:
No existen diferencias de género entre los compradores de libros. Igual porcentaje de mujeres y de hombres compran libros (50% y 50%, respectivamente). Algo que encuentro interesante porque en estudios más enfocados en lectura y no en adquisición, sí encontramos diferencias en las prácticas lectoras.
Los géneros más populares, coinciden con las encuestas más enfocadas en las prácticas lectoras: no ficción para adultos (48 %), ficción para adultos (28%), libros juveniles (17%) y libros de texto (7%)
El 47% de los compradores tiene entre 25 y 44 años.
El 18% compró un libro en los últimos doce meses.
El formato preferido sigue siendo el impreso (78.6%), seguido por el libro electrónico (16.6%) y en tercer lugar el audiolibro (4.8%), un formato que rara vez encontramos en estudios sobre la lectura, aunque se esté leyendo mucho en audiolibro y sea el formato que muestra un crecimiento constante.
Y aquí viene uno de los resultados que más me vuela la cabeza y me deja pensando: quienes compran libros no son los que tienen un mayor poder adquisitivo (15%), sino la clase media (52.9%). De hecho, el 62% de los que en este estudio se considera clase alta no compró ningún libro en los último doce meses. Y, esto último lo tengo que poner en negritas: son también los encuestados de clase alta quienes más piratean libros.
¿Dónde compran y por qué no compran cuando no compran?
Los principales compradores se encuentran en la región Centro-Sur del país, seguido por Occidente y Centro-Norte. Lo anterior no es algo gratuito, recordemos que es en el centro del país donde se concentra el mayor número de librerías físicas y quizá por ello ahí se concentran los compradores de libros. Además resalta que quienes no compran libros es porque no tienen una librería cerca de su casa, confirmándose una vez más por qué los principales compradores se encuentran en el centro del país.
Mariana Bueno, representante de NielsenIQ, señaló en países como Brasil, la compra de libros se realiza principalmente en tiendas en línea, mientras que en México los lectores prefieren asistir a librerías físicas. Derivado de lo anterior se explicaría también por qué la preferencia por el formato impreso en México. Sin embargo, no olvidemos aquellos lectores que están leyendo a través de plataformas de streaming como Bookmate, Storytel, Audible, etc. Desafortunadamente, estos no se visibilizan en el estudio.
La falta de tiempo y una percepción de precios altos también son motivos para que no se adquieran libros. Por ello, los compradores adquieren libros principalmente cuando encuentran un título en oferta.
En resumen
Como lo mencioné, compra no necesariamente se refleja en lectura. Pero, sin duda, ¿Quién compra libros en México? es un estudio muy revelador que nos puede dar pautas de hacia dónde mirar cuando hablamos del panorama lector en México.
Al igual que los representantes de NielsenIQ, espero que se realice de manera anual e incluya otros aspectos de la compra y quizá del comportamiento lector para seguir complementando el panorama de los libros, las lecturas y los lectores en México
Gracias a mi querida Tere Avedoy me entero que finalmente se publicaron los resultados del Módulo de Lectura (Molec, 2025), un estudio que todos los años realiza el INEGI para saber cómo avanza el tema de las y los lectores, así como de las prácticas lectoras en el país.
Algunos preliminares
Si bien, este año se tardaron en publicar el Molec 2025 (generalmente se publica durante el primer semestre del año, y más específicamente en los meses de marzo o abril), lo cierto es los resultados y cambios realizados al cuestionario hicieron que valiera la pena la espera. Por ejemplo, por primera vez expande la cobertura a población a partir de 12 años y más (en los estudios anteriores se realizaba el cuestionario a personas a partir de los 18 años).
Lo anterior nos ayuda a entender un poco más que ocurre con poblaciones más jóvenes y sus prácticas de lectura, las que sin duda son muy distintas a las de las y los adultos. Analizar a esta población también nos permitiría conocer qué ocurre con otros materiales de lectura que no se incluyen, con son los libros álbum, los libros silentes y/o los libros informativos. Aunque este análisis, desde luego, ya lo realizaremos quienes seguimos con detenimiento este tipo de estudios.
En cuanto al Molec 2025 se indagan 5 tipos de materiales de lectura: libros, revistas, periodicos, narrativa gráfica (historieta, cómic, manga), y páginas de internet, blogs y foros. Aunque en los libros se incluyen tanto los libros impresos, como los electrónicos y aunque es interesante que incluyan otras prácticas que otrora no se consideraban lectura, como es la lectura de internet, foros y blogs, el gran ausente sigue siendo el audiolibro. La pista la podemos encontrar en el apartado Conceptos básicos de la Presentación de resultados donde vemos que:
Lectura. Es el proceso de aprehensión de determinada información contenida en un soporte particular, a través de la interpretación del valor de ciertos códigos en palabras y frases dotadas de significado.
Para los que trabajamos en el tema de la lectura, entendemos que ésta no se limita a la interpretación o descifrar códigos, pero independientemente de cuál sea el motivo exacto, lo cierto es que se sigue excluyendo un formato que sigue creciendo de manera constante año con año y que nos demuestra que la lectura va precisamente más allá de descifrar códigos.
Principales hallazgos
El formato de lectura más utilizado sigue siendo el libro (79.0%), seguido de la lectura en internet, blogs y foros redes sociales (57.8%)
Los principales temas de lectura son los libros de autoayuda (42.3%) y la literatura (43.1). Sin embargo, resulta curioso ver cierta relación entre la edad y los temas de los materiales de lectura, por ejemplo, el principal tema para la población de 12 a 24 años y de 25 a 39 años es la literatura (52.3% y 45.2%, respectivamente); mientras que la población de 40 a 59 años y la de 60 años y más, prefieran materiales de autoayuda (50.8% y 57.8%, respectivamente).
¿Qué nos está diciendo realmente esto? Por lo pronto, echa por la borda la idea de que los jóvenes leen cada vez menos o que se la viven pegados a sus celulares, algo que he venido discutiendo ya en otras entradas.
También destaca positivamente que la mayoría de los encuestados (72%) declaró leer por gusto, mientras que sólo el 28% declaró haber leído por necesidad. En este punto, todos los rangos de edades coinciden en su decisión de lectura.
No podemos olvidar, sin embargo, a ese 34.6% que “no leen” (mucho he discutido también sobre este tema y la autopercepción de lector de cada persona) por falta de interés, motivación o gusto por la lectura y el 32.4% que no lee por falta de tiempo o el 12.0% que no lee porque prefiere realizar otras actividades, falta de dinero o cualquier otro motivo. Es necesario indagar más en esos “no lectores” porque seguramente nos dirá mucho sobre el acceso a los materiales, la percepción sobre la lectura y la forma que se autoperciben esos encuestados.
Promedio de libros leídos y tiempo promedio de lectura
Dos aspectos que llaman poderosamente y en sentido positivo mi atención es el aumento en el promedio de libros leídos (4.2 libros) y el tiempo promedio de lectura (00:59 minutos). Y digo que es positivo porque en años anteriores veíamos un descenso constante y que sirve mucho a los medios para publicar notas amarillistas.
También lo encuentro positivo porque este incremento no lo vimos ni siguiera durante la etapa de pandemia por Covid-19 que obligó a la población mundial a encerrarnos y tratar de llevar nuestros días como fuera. La lectura estuvo incluida en estas actividades y se esperaba un aumento, sin embargo, el Molec 2021 en ese entonces nos mostró un promedio de 3.7 libros leídos y, de hecho, se hablaba de un descenso de 9.2% entre 2016 y 2021.
Si no me equivoco, sería la primera vez que un Módulo de Lectura supera la fatídica cifra de 3 (punto y cacho) libros leídos con la que los medios usan para sus notas escandalosas. Desde luego es una buena noticia, pero no perdamos de vista que se lee mucho más que libros y libros impresos.
Por su parte, el tiempo promedio de libros leídos en 2016 fue de 00:40 minutos, para 2021 fue de 00:41 minutos y en este Molec 2025 vemos que hemos aumentado 18 minutos al promedio de libros. Otros tiempos promedios por tipo de material son los siguientes:
00:39 minutos lectura de revistas
00:29 minutos lectura de periódicos
00:44 minutos destinados a la lectura de narrativa gráfica
00:46 minutos destinados a la lectura de internet, blogs y foros.
¿Gracias a quien leen “los que leen”?
Una gran mayoría de las y los lectores asegura que en sus casas existen libros y que veían a sus padres leer, o bien, sus padres les leían. Las bibliotecas y las librerías, al igual que en otros estudios quedan muy lejos de ser influencia. Y sobre esto tenemos también mucho para reflexionar, especialmente porque sabemos el impacto que tienen las bibliotecas en el desarrollo de las comunidades y en los individuos, pero sigue sin reflejarse en estos estudios. ¿No van a las bibliotecas?, ¿no las conocen?, ¿no saben que quizá hay una muy cerca? ¿los materiales son obsoletos? Aquí hay mucho para analizar.
Por otro lado, me sorprende que en el Molec 2025 no se tome en cuenta a la figura de influencers (Bookstagrammers, BookTokers) y plataformas (Instagram, TikTok) que, de acuerdo con otros estudios están ayudando a repuntar la lectura entre jóvenes.
Para quienes acostumbren a leerme, bien sabrán que tengo mis dudas sobre el papel que los influencers tienen en la formación de lectores; sin embargo, un estudio serio no puede pasarlos de largo. ¿Los desconocen?, ¿prefieren no entrar en el tema?, ¿por qué no se están incluyendo?
Sin duda, es importante investigar y mucho sobre esta figura, saber si sus recomendaciones se traducen en lectura, en mera adquisición de libros o sólo en seguidores por el sentido de comunidad, aunque no lean.
Conclusiones sobre el Molec 2025
El hecho de ampliar la edad de encuestados sin duda sirvió para darnos un panorama más completo y quizá por ello es que encontramos esta alza en el promedio de libros leídos y en el tiempo promedio de lectura. Será interesante analizar futuros estudios Molec y ver si estos promedios se mantienen.
Sin embargo, aún hace falta indagar más sobre otras prácticas y materiales de lecturas. El audiolibro, como ya lo mencioné, es el gran ausente. Lo cierto es que estudios en todo el mundo demuestran que este formato de lectura sigue creciendo, así que no veo por qué sigue sin ser inlcuido en el Molec.
Por otro lado, al igual que lo mencionaba el año pasado, también es necesario indagar más sobre la lectura en digital, necesitamos saber sobre el uso de plataformas, dispositivos de lectura, etc.; saber que el 23.0% descarga el libro de manera gratuita, no nos dice si es a través de sitios pirata, préstamo digital. Saber que 38% lee libros prestados o regalados, tampoco nos deja ver si son préstamos de familiares, amigos o una biblioteca.
Por último, el Molec 2025 sigue siendo una gran herramienta que nos permite tener una panorámica, sí, muy general, pero finalmente, es una panorámica que nos da la pauta para seguir indagando, reflexionando y, por qué no, establecer estrategias lectoras serias que no se limiten a regalar libros sin ton ni son.
Esta temporada sincrética y a la vez ecléctica de Halloween y Día de Muertos siempre ha sido mi favorita. En casa se pone ofrenda y se sale a pedir calaverita. Pere este año además me quedé pensando por qué nunca he publicado nada sobre libros para esta temporada. Así que va mi primer post de recomendación de lecturas para Halloween y Día de Muertos.
Disfruten.
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Título: El árbol de las brujas
Autor: Ray Bradbury
Título Original: The Halloween Tree
Pie de Imprenta: Argentina : Minotauro, 1978
La Fiesta de las Brujas.
Disimulo. Gatos caminando de puntillas. Sigilo y cautela. Pero, ¿por qué? ¿Para qué? ¡Cómo! ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Dónde empezó todo?
En la víspera de Halloween, un grupo de niños se prepara para salir disfrazados y disfrutar la noche de Halloween. Sin embargo, Pipkin, no se siente bien y desaparece misteriosamente. Para poder dar con su paradero, el resto de sus amigos se encamina a la casa fantasmal de la cañada donde Carapacho Clavícula Mortajosario los llevará a través del tiempo y distintas culturas que celebraban y honraban a los muertos, para dar con Pipkin.
No podía comenzar con un libro distinto a El árbol de las brujas. Es fascinante la manera en la que Bradbury traza el origen de la noche de Halloween, nos lleva de Egipto, a Roma y, desde luego, no puede dejar de lado México y su tradicional Día de Muertos.
Aunque hace años leí este libro (después de buscarlo por muchas librerías), hace relativamente poco lo volví a leer en versión audiolibro. Reencontrarme con Pipkin, Tom Skelton y compañía, pero ahora con la voz de un narrador, fue distinto, pero igual de emocionante.
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Título: Stiff: the curious lives of human cadavers
Autor: Mary Roach
Pie de imprenta: Penguin, 2004.
ISBN 9780141007458
Publicado en español como Fiambres: la fascinante vida de los cadáveres (Global Rhythm Press, 2007).
Death. It doesn’t have to be boring […] Many people will find this book disrespectful. There is nothing amusing about being dead, they will say. Ah, but there is. Being dead is absurd. It’s the silliest situation you’ll find yourself in.
He de confesar que después de adquirir este libro, quedó muchos meses en la lista de “para leer”. Una mala lectura de la reseña me hizo pensar que sería un libro muy macabro o morboso sobre el proceso de descomposición del cuerpohumano. En aquel entonces había pasado por algunas pérdidas, así que tenía terror de enfrentarme al libro.
Cuando finalmente decidí abrirlo, me di cuenta que no podía estar más equivocada y que, a pesar del tema, se podía pasar un gran rato leyéndolo. El excelente trabajo de divulgación de Mary Roach nos invita a conocer todas las formas en las que se puede disponer un cuerpo humano sin vida, ya sea que lo donemos a la investigación científica, cuando lo vamos a enterrar, cómo saber cuanto tiempo ha pasado desde la muerte. Lo más interesante, es que va entrelazando estos hechos científicos, con hechos históricos para ayudarnos a entender el por qué de muchas filias y fobias actuales con la muerte y los cuerpos. Como lo vemos en el siguiente párrafo:
Para comprender el cauteloso respeto por los muertos que impregna el laboratorio de anatomía moderno, conviene entender la extrema falta de respeto que caracterizó la historia de esta disciplina. Pocas ciencias están tan arraigadas en la vergüenza, la infamia y la mala reputación como la anatomía humana. Los problemas comenzaron en el Egipto alejandrino, alrededor del año 300 a. C. El rey Ptolomeo I fue el primer líder en considerar aceptable que los médicos abrieran los cadáveres para comprender el funcionamiento del cuerpo. Esto se debía, en parte, a la larga tradición egipcia de momificación.
Roach, como buena divulgadora, se plantea muchas preguntas y, en algunas ocasiones tiene la oportunidad de que se le abran las puertas a, por ejemplo, la morgue, para responder a sus inquietudes y documentar cuestiones que jamás me hubiera planteado sobre un cadáver. El capítulo final es, sin duda, mi favorito.
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Título: A la salud de los muertos: relatos de quienes quedan
Autora: Vinciane Despret
Traducción: Pablo Méndez
Pie de Imprenta: Madrid : Cactus, 2021.
ISBN 9789873831584
Llevo adelante una investigación sobre la manera en que los muertos entran en la vida de los vivos, entre nosotros, hoy en día, y cómo los hacen actuar.
Así presentó Despret este libro
Un libro que habla de quienes nos quedamos y nuestra relación con los muertos. Cómo perviven a través de hablarles, pensarlos, sentirlos, jurar que siguen aquí.
Simplemente, hermoso. Lloré. Me ha dejado un montón de pensamientos sobre mis muertos y lo mucho que nos queremos deshacer de ellos en esa cosa llamada “duelo”, que aunque necesario, es frío y se convierte en una especie de recetario para matar a los muertos en aras de poder seguir con nuestras vidas. Cuando quizá lo que necesitemos sea vivir con nuestros muertos, su recuerdo y quizá ellos necesiten que así los hagamos vivir. Mucha profundidad, mucha filosofía y mucho respeto por las creencias sobre los seres queridos que ya no están.
Por cierto, hace algunos meses les hablaba de Habitar como pájaro, de la misma autora. Es que Despret es tan profunda, observa y te cuenta tan bonito el mundo que hay que leerla.
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Título: Gustavo, el fantasma tímido
Autora/Ilustradora: Fravia Z. Drago
Pie de imprenta: México : Edelvives, 2020.
ISBN 8414025579
Gustavo es un gran fantasma, sabe atravesar paredes, brillar en la oscuridad, hacer que las cosas floten y muchas otras cosas fantasmales. Lo único que Gustavo no sabe hacer es acercarse a sus congéneres y demás monstruos, vampiros o momias, es un fantasma tímido. Así que ha decidido preparar una fiesta de Día de Muertos y resolver la situación.
Este libro álbum habla sobre encontrar el coraje para hacer amigos y, de paso, celebrar Halloween y Día de Muertos.
Algo muy interesante es que la primera vez que me acerqué a este libro, lo hice en audiolibro. Me hizo analizar mucho sobre las posibilidades de llevar un libro álbum, al formato audio. ¿Cómo llevar al audio un libro album donde hay una simbiosis indisoluble entre texto e imagen? Se pierde algo fundamental, pero se gana el acceso a otros lectores o quizá se gane algo distinto con la narración.
No sé, lo sigo pensando. La versión en inglés del audiolibro es muy buena, pero definitivamente estamos perdiendo ese juego texto-imágen del libro álbum, en esta historia en específico, estamos perdiendo las maravillosas ilustraciones de Flavia Zorrilla y todos los detalles de monstruos como vampiros, calabazas o momias, pero también los detalles propios de Día de Muertos como la ofrenda en el cementerio, las catrinas y calaveras.
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Pues ya está, espero disfruten la propuesta.
Pongan la sal, iluminen su camino, aliméntenlos y apaguen su sed con un vaso de agua. Recordémoslos con cariño.
Hace unos días se presentó la colección 25 para el 25, un proyecto del Fondo de Cultura Económica con el que se regalarán 2.5 millones de libros a jóvenes entre 15 y 30 años en México y otros países de América Latina (Argentina, Colombia, Guatemala, Uruguay, Chile, Ecuador, Venezuela, Cuba, Honduras, Perú y México).
Ha causado gran polémica la respuesta del director del FCE cuando se le cuestionó por qué en la colección conformada por 27 títulos no se había incluido a más escritoras (siete escritoras, frente a 20 escritores). La respuesta misógina, aunque fiel al estilo del titular del FCE, no es admisible en un funcionario público y menos en una administración presidida por una mujer.
Si partimos de la cuota, un poemario escrito por una mujer, horriblemente asqueroso de malo, por el hecho de haber sido escrito por una mujer, no merece que se lo mandemos a una sala comunitaria en mitad de Guanajuato, ¿por qué hay que castigarlos con ese libro de poesía?
Se puede reflexionar y criticar un montón sobre este desafortunado pronunciamiento de Taibo II. Y aunque no quiero quitar la gravedad a sus palabras en un país con serios problemas de inequidad de género, tampoco quiero obviar la parte de la lectura, la formación de lectores y todo lo que está mal sobre regalar 2.5 millones de libros y llamar a eso proyecto de lectura, según él “la operación más grande a nivel universal”:
Regalar 2.5 millones de libros a ciudadanos de 15 a 30 años, deja nuevamente desatendida a las niñas y niños del país. Aunque con lo que ha ocurrido con la FILIJ desde la pasada administración, vemos que las niñas y niños no son prioritarios en la formación de lectores.
Pero lo anterior tampoco quiere decir que se esté atendiendo realmente a las y los 30.4 millones de jóvenes entre los 14 y 29 años en México, lo anterior de acuerdo con cifras del INEGI.
Además de las gestiones que se realizaron con las distintas editoriales de América Latina para la cesión de derechos, parte del presupuesto proviene del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Este presupuesto pudo invertirse mejor en infraestructura bibliotecaria. La colección 25 para el 25 en las más de 7,400 bibliotecas públicas de todo el país habría alcanzado para una dotación de poco más de 300 ejemplares por biblioteca; sí, ya sé que mi ejemplo es burdo, pero creo que se entiende la idea. Estos ejemplares y títulos en una biblioteca pública habrían llegado a más ciudadanos mediante el préstamo bibliotecario.
Sin duda esto habría tenido mayor sentido y utilidad a futuro. Sí, ya sé que esta colección también irá a las salas de lectura, pero las bibliotecas públicas son el engranaje cultural más grande del país, por qué abandonarlo nuevamente cuando ya existe. Con una buena planificación e inversión, las bibliotecas públicas dan resultados sorprendentes en lo social y en lo económico.
Quizá lo más preocupante de regalar libros es hacerlo con “La expectativa es que cambiemos la manera de leer de millares, decenas de millares, centenares de millares de adolescentes”, de acuerdo con las palabras de Taibo II.
No es algo nuevo, en la administración pasada, caracterizada por la alarmante inexistencia de un Plan Nacional de Lectura, cambiada a una Estrategia Nacional de Lectura “en borrador” y que actualmente se extiende para el periodo 2024-2030. En ambos casos, parece que la actividad estrella fue y es regalar libros y esperar que, como por arte de mágia, esto alcance para formar ciudadanas y ciudadanos lectores.
Actualmente se llama “Maratones por la lectura”, que no es otra cosa que los “Fandangos por la lectura” que organizó el Gobierno de la Ciudad de México en la pasada administración. Tuve la “oportunidad” de estar presente en un par de estos eventos y créanme que, si en algo animaban a las y los chicos de las escuelas donde se realizaban, era perder prácticamente un día de clases.
La experiencia ya debería decirles que regalar libros no va a formar lectores. Pero como tampoco ha habido seguimiento a quienes recibieron estos ejemplares, resulta muy difícil saber si se avanzó en los indicadores de lectura en el país. Como ocurre en estos casos, este tipo de actividades sirve para aumentar cifras, pero no nos hablan de un avance real, de ser así, el MOLEC ya nos estaría diciendo otras cosas. Si no me creen, échenle un ojo al Informe Final de la Estrategia Nacional de Lectura 2019-2024 donde se habla de millones de libros entregados, de millones de actividades realizadas, pero todo esto no se refleja en indicadores de lectura reales.
Ya casi para terminar, quienes trabajamos en estos temas, nos cuestionamos quién realizó la selección. En La Mañanera del pueblo, el titular del FCE mencionó que se trata de un rescate de escritores de la generación del boom latinoamericano y la selección se realizó preguntando al personal del FCE en los distintos países. Lo anterior, desde luego, dista mucho de ser un comité de selección en forma, además los títulos finales fueron básicamente aquellos con los que se pudo negociar los derechos.
La colección y el rescate no es malo, pero alguien se preguntó si estos títulos le hablan a las y los jóvenes de hoy. En esta idea adultocentrista de que sólo el gran intelectual tiene la capacidad de decidir lo que se debe o no leer, se están dejando de lado los intereses reales de las y los jóvenes. Algo que he aprendido en años de analizar, dictaminar y seleccionar libros, es que no se puede realizar esta importante tarea con base en mis gustos personales, fobias y filias literarias. Se analiza un texto en su totalidad, pero también se piensa en el lector final y la forma en la que espero/busco que esos libros le hablen.
Por último, no puedo evitar pensar que este trabajo monumental de gestionar derechos en América Latina, para imprimir un tiraje que puede parecer muy grande, pero en la realidad no va a dar para cubrir ya no 11 países, sólo México. Por qué no gestionar también la publicación digital del texto y en audiolibro y entonces sí, capacitar y darla a conocer entre bibliotecarios, mediadores y docentes, para que sean ellos quienes ayuden a circular estos 27 títulos.
Pues eso, todo o casi todo lo que está mal sobre regalar 2.5 millones de libros, porque podríamos seguir con el tema.
Gracias a Gemma Lluch llego recientemente El Perfil de la biblioteca y sus profesionales en la literatura infantil y juvenil, un artículo publicado en la revista Anales de documentación y en el que las autoras Isabelle Ferreira Días da Silva y Araceli García Rodríguez analizan 40 títulos de literatura infantil y juvenil para saber cómo son percibidas y descritas las bibliotecas y las/los bibliotecarios en estos libros.
Sin duda, resulta interesante este esbozo de la percepción que se tiene de la biblioteca y de las/los bibliotecarios a través de la misma literatura. Sin embargo, encuentro particularmente interesante y valioso que este estudio se centre en Literatura Infantil y Juvenil, un segmento que muy a menudo se pasa de largo.
Los aspectos que se analizan son la edad género literario, materias, tipo de biblioteca y su papel en la trama, visión del edificio, sexo, rol o condición, características físicas y funciones de los profesionales. Entre los resultados vemos que en estos libros la biblioteca aparece generalmente como un escenario y que su personal son generalmente mujeres. Aunque sigue existiendo el estereotipo de la bibliotecaria de lentes, poco a poco estos libros van dando otra imagen de las bibliotecarias.
Definitivamente recomiendo la lectura y reflexión sobre este estudio. En lo personal me he quedado con el gusanito de analizar algunos de los libros LIJ que conozco donde aparecen bibliotecas y bibliotecarios. Desde luego, no pretendo hacer una revisión exhaustiva y este post tampoco busca concluir sobre la imagen de la biblioteca y las/los bibliotecarios en la LIJ, pero sí analizar en lo individual estos siete títulos que considero vale la pena revisar (incluidos dos del artículo de Ferreira y García) por la forma en que son tratados el edificio y sus bibliotecarias y bibliotecarios.
El secuestro de la bibliotecaria de Margaret Mahy, ilustrado por Quentin Blake, (Alfaguara, 2004).
Este es uno de los títulos analizados en el estudio de Ferreira y García, un clásico donde la Srita. Laburnum, la bibliotecaria, quien en las ilustraciones no lleva lentes y además es descrita como bella, es secuestrada por unos bandidos.
Además es interesante que los bandidos decidan secuestrar precisamente a la bibliotecaria porque al no funcionar la biblioteca sin ella, el ayuntamiento pagará un gran rescate, es decir, aquí se le da un gran valor a la persona al frente de este recinto.
—Eso es precisamente lo que nos interesa— dijo el Bandido-Jefe—. El ayuntamiento de la ciudad pagará un generoso rescate. Todo el mundo sabe que la biblioteca no funcionará nada bien sin su bibliotecaria.
Desde luego, el contacto con la Srita Laburnum y con la biblioteca cambia a los bandidos, al punto de que el Bandido-Jefe va cada cierto tiempo a la biblioteca a llevarse más libros en préstamo, “Era peligroso, pero pensaba que valía la pena”.
Mexicoland de Jaime Alfonso Sandoval, (Montena, 2018).
De este libro les platiqué hace tiempo. Pensando en el artículo de Ferreira y García, Mexicoland es quizá uno de los títulos de Literatura Juvenil donde la biblioteca como recinto se sale de la percepción habitual, aunque con ciertos guiños. Se trata de una história distópica ambientada en México. En este futuro distópico aparece la Biblioteca Vasconcelos, pero ya no es una biblioteca, sino una OMI, es decir, una Oficina de Menores Infractores. Resulta interesante la manera en que Jaime Alfons Sandoval juega con el imaginario que muchas personas tienen sobre la biblioteca: lugar de castigo.
—¡Pero no he hecho nada malo!
He escuchado cosas horribles sobre esos sitios. En la escuela decían que a los calabozos para niños enviaban a los menores que nadie quería, a los peor portados, o que habían cometido un delito. Son sitios horrorosos, si entras es posible que mueras pronto.
—No son calabozos es una OMI— la abogada remarca las palabras—. Oficina de Menores Infractores. Y también reciben a huérfanos como tú. Obviamente se busca dar salida a los menores para reinsertarlos en la sociedad.
Cuando Temo, nuestro protagonista llega a la OMI se describe más a la Vasconcelos del pasado:
—Se llamaba Biblioteca Vasconcelos, no Vasco— explica Franc—. El esqueleto de la ballena, que es lo que está colgado, es de esa época. En lugar de celdas para menores infractores había estanterías con miles de libros.
La Vasconcelos sólo aparece en un capítulo del libro, pero no deja de ser interesante que se incluya en la historia y, especialmente, con estos guiños al lugar de castigo y también espacio destinado a la lectura.
Por otro lado, en la obra de Jaime Alfonso Sandoval la biblioteca siempre ha tenido un papel importante, en algunos más a modo de juego con esta idea de lugar de castigo, mientras que en otros se convierte en un espacio importante para investigar. Por ejemplo, en la saga Mundo Umbrío (Montena), la biblioteca de la familia Pozafría se convierte en un lugar para educar a los hijos de las familias de umbríos y guarda secretos importantes sobre los umbríos, al igual que la biblioteca de los Villaseca.
En Tiempos canallas (Océano Gran Travesía, 2022), por su parte, la biblioteca de la Ciudadela se convierte en el lugar al que los protagonistas acuden para investigar la historia del edificio donde viven.
Bats at the library de Brian Lies, (Harper Collins, 2008)
Si bien no es una edición reciente, es un descubrimiento personal reciente y muy grato del que ya tuve la oportunidad de hablar un poco en mi cuenta de Instagram.
En este álbum ilustrado se ve a la biblioteca pública como el espacio que da cabida a todos (como se espera que lo haga una biblioteca pública) y los murciélagos no son la excepción. Alguien deja abierta una ventana de la biblioteca y esto se convierte en el pretexto ideal para que unos emocionados murciélagos pasen la noche ahí leyendo y disfrutando del espacio. Las ilustraciones están llenas de guiños a la literatura infantil.
Desventuras de un cerdo colosal en la Biblioteca Nacional de Marta Azcona, ilustrado por Anna Font (TakaTuka, 2024).
Se trata de otro descubrimiento reciente. En verso nos cuentan que un día “de clima turbulento” la bibliotecaria tiene que salir de la biblioteca pública (aunque para fines de conseguir la rima se hable de la Biblioteca Nacional) dejando al cargo a un cerdito.
En este sentido, este álbum, al igual que Bats at the library coincide con el estudio de Ferreira y García al mencionar que en la LIJ las bibliotecas a menudo están habitadas por animales, en este caso unos animales que después de asistir a una cata de vinos, llegan en estado etílico a la biblioteca y causan grandes destrozos.
La bibliotecaria cumple a medias con el estereotipo negativo de una mujer con lentes y muy estricta, pero logra entrar en razón y perdonar al cerdo por los estropicios e, incluso, los invita a merendar junto con el resto de los animales.
Los cuentos de Willy de Anthony Browne, (Fondo de Cultura Económica, 2018).
Willy, el célebre personaje en la obra de Anthony Browne vuelve en este libro para hablarnos precisamente de diez clásicos infantiles. Aunque aquí la biblioteca es meramente el pretexto para que Willy se sumerja en esos libros, el cruzar sus puertas es precisamente el pretexto y preludio de las emocionantes aventuras que vivirá gracias a los libros.
Cada vez que paso por esas puertas sucede algo increíble. Me lanzo a aventuras maravillosas. Ven conmigo y te enseño…
¡Increíble! de Vincent Zabus e Hippolyte. Fondo de Cultura Económica, 2024.
Un cómic maravilloso del que ya también hablé. La historia completa no de desarrolla en la biblioteca escolar, pero sí juega un papel fundamental como lugar de refugio para Vincent, un niño con muchos tics y muchos TOCs. Desde la misma portada podemos ver el papel que va a jugar este espacio en la vida del protagonista.
Bonus
Mención especial merece Libro de hallazgos de Yessica Chiquillo Vilardi publicado por Extrarradio en 2023 que, aunque no es un libro LIJ, si habla del “ser bibliotecaria” y esos pequeños descubrimientos que la autora, a la vez bibliotecaria escolar, va teniendo en su día a día dentro de la biblioteca. No voy a profundizar más sobre este libro, mejor vayan a la reseña.
Conclusión sobre la imagen de la biblioteca y las/los bibliotecarios en la LIJ
Aunque este post dista mucho de ser una investigación formal y difícilmente puede igualarse con el estudio realizado por Ferreira y García, sí nos deja ver que en los libros propuestos el humor, la sorpresa, el futuro distópico, el refugio, el descubrimiento y el disfrute caben en la imagen de la biblioteca y las/los bibliotecarios en la Literatura Infantil y Juvenil.
La Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA), hace unos días formalizó el respaldo a la Declaración sobre los Cuatro Derechos Digitales de las Instituciones de la Memoria, uniéndose así más de 130 instituciones (bibliotecas, archivos y museos) en todo el mundo que reclaman los derechos legales necesarios para cumplir su misión en la era digital, a saber, preservar y difundir materiales y colecciones digitales. Los Cuatro derechos digitales de las instituciones de la memoria son:
Recopilar materiales digitales ya sea a través de la digitalización de colecciones físicas o mediante la compra en el mercado o cualquier otro medio legal
Preservar las colecciones digitales y, cuando sea necesario, repararlas, respaldarlas o reformatearlas para asegurar su existencia y accesibilidad.
Proporcionar acceso controlado a materiales digitales para técnicas de investigación avanzadas y a los usuarios dondequiera que estén: en línea.
Cooperar entre instituciones compartiendo o transfiriendo colecciones digitales, a fin de ayudar a la preservación y el acceso.
Esta Declaración sobre los Cuatro Derechos Digitales de las Instituciones de la Memoria tiene su origen en una serie de talleres y conversaciones realizados en Aruba, en el que también participó la Biblioteca Nacional de Aruba, y organizados por Internet Archive donde se pusieron de manifiesto las preocupaciones sobre el rol de la biblioteca en la preservación y acceso de las colecciones y archivos digitales
Stephen Wyber, Director de Asuntos Externos de la IFLA, en Future Knowledge, el podcast de Internet Archive, señaló que la IFLA decidió firmar esta declaratoria porque:
Reafirma lo que la biblioteca siempre a hecho y que son funciones básicas que deben estar en funcionamiento.
De igual manera, como se señala en la página de la IFLA, estos cuatro derechos “…no representan nada nuevo, son más bien un retorno al equilibrio que existía en las leyes de derechos de autor, sin perjuicio, por supuesto, de otros ámbitos del derecho y las buenas prácticas, como la privacidad y los derechos de las comunidades indígenas. Además, se alinean con las declaraciones existentes de la IFLA, en particular con nuestros Principios Fundamentales para las Bibliotecas y el Derecho de Autor”.
El respaldo a esta declaración por parte de la IFLA (que representa a más de 1,5 millones de profesionales bibliotecarios en más de 150 países) en un momento en la que cada vez parece más difícil para las bibliotecas acceder y preservar los recursos digitales, mismos que a su vez parecen más efímeros (como ya lo vimos en el blog Leer en Pantalla con el informe de Internet Archive, Cultura en Desaparición), visibiliza el importante rol que tienen las bibliotecas y otras instituciones culturales, como los archivos y los museos, en la protección del patrimonio digital.
Por el momento, la declaratoria puede ser firmada por instituciones y bibliotecas; se espera que en un futuro se extienda a las y los bibliotecarios y otros profesionales en estos recintos.
Se habla mucho de las bibliotecas comotercer espacio, las bibliotecas como refugio, pero no se ha profundizado lo suficiente de manera formal sobre el bienestar en la biblioteca, así que estos dos estudios nos dan una luz bastante interesante sobre lo que ya se sabe pero poco se demuestra con datos duros. Como bien se señala en el primer artículo:
Las bibliotecas académicas hacen más que servir como depósitos de datos y espacios de tranquilidad. Son lugares con un inmenso potencial para mejorar la salud y el bienestar de sus estudiantes y usuarios de la comunidad. Sin embargo, la conexión entre las bibliotecas académicas y el bienestar es algo tenue y confusa.
En este post quiero platicarles no sólo sobre los principales resultados, me interesa particularmente las coincidencias y distancias sobre el bienestar en las bibliotecas públicas y académicas, dos tipos dque tienen propósitos y atienden a públicos distintos.
El bienestar en la biblioteca académica
El estudio Do Academic Libraries Contribute to Students’ and Communities’ Wellbeing?: A Scoping Review buscó examinar el papel de las bibliotecas académicas en el bienestar de los estudiantes y la comunidad, identificar los diversos tipos de actividades e iniciativas que llevan a cabo para abordar su bienestar y descubrir brechas que podrían requerir mayor investigación. Para ello realizaron una revisión exhaustiva de literatura sobre el tema en bases de datos como Library Information Sciences Association (LISA), Education Resources Information Centre (ERIC), MEDLINE (Ovid), Scopus y Web of Science (WOS). Esta revisión trató de responder a las siguientes preguntas
¿Las bibliotecas académicas contribuyen al bienestar de sus usuarios (estudiantes y comunidad)? ¿de qué manera lo logran?
¿Cuáles son las iniciativas y actividades para el bienestar que ofrecen las bibliotecas académicas? y ¿de qué manera estas actividades contribuyen al bienestar de su comunidad de usuarios?
¿Cuáles son las lagunas en la literatura sobre el papel de la contribución de las bibliotecas académicas al bienestar del usuario?
Los resultados revelaron que aunque esta revisión excede el alcance de explorar el impacto y la eficacia de las iniciativas de bienestar en las bibliotecas, presentó una visión de los esfuerzos de las bibliotecas universitarias para promover el bienestar. También destacó que los espacios de bibliotecas académicas, organizados intencionalmente, permiten que se lleven a cabo conversaciones complejas y difíciles sobre temas, a la vez que se garantiza la seguridad.
Resalta que las actividades encaminadas al bienestar en la biblioteca académica son menos comunes a, por ejemplo, las existentes en las bibliotecas públicas. De acuerdo con el estudio esto podría atribuirse a que los bibliotecarios perciben que no cuentan con las habilidades en la materia. Y aunque es un tema que en varias conversaciones con bibliotecarios públicos me he encontrado, me atrevería a esbozar que esto también puede deberse a que el personal profesional de las bibliotecas académicas siguen viendo a estos espacios exclusivamente como parte del apoyo a las actividades académicas de sus comunidades.
Por último, de acuerdo con este estudio parece que las bibliotecas académicas tienen la capacidad de presentarse como espacios dinámicos donde pueden asumir diferentes roles, lo que las hace propicias para la promoción de la salud. Esta revisión también identificó 11 tipos diferentes de iniciativas en lasa bibliotecas académicas, por ejemplo, actividades asistidas por animales; facilitación de diálogos sobre pertenencia e identidad; actividades recreativas; promoción de la actividad física, meditación, yoga y mindfulness; clubes de lectura; exposiciones de arte; apoyo tecnológico y digital; comida y té gratuitos; y concienciación sobre la salud.
El bienestar en la biblioteca pública
Por su parte, Libraries & Well-Being A Case Study from The New York Public Library es resultado de una colaboración entre la Biblioteca Pública de Nueva York y The Humanities and Human Flourishing Project de la Universidad de Pensilvania. Para ello, realizaron una serie de encuestas a los usuarios de la NYPL. La estructura se realizó de acuerdo al modelo PERMA que postula cinco pilares del bienestar: emoción positiva, compromiso, relaciones, sentido y logro. Entre los resultados destaca lo siguiente:
Las bibliotecas crean las condiciones para el bienestar. Las y los usuarios informan que la biblioteca, los servicios y sus materiales les brindan una sensación de estabilidad, seguridad, refugio y paz, y les permiten evadirse y concentrarse.
Las bibliotecas activan los elementos centrales del bienestar del modelo PERMA. La biblioteca genera emociones positivas de bienestar y alegría. Por ejemplo, el 74% de los encuestados informó que el uso de la biblioteca influye positivamente en su capacidad para afrontar el mundo.
Las bibliotecas promueven el desarrollo personal más allá del bienestar. Los usuarios de la Biblioteca Pública de Nueva York informan que el uso de la misma apoya su crecimiento y expansión.
El impacto positivo de las bibliotecas en el bienestar es mayor para los usuarios que viven en comunidades de bajos ingresos. Éste es quizá uno de los resultados más interesantes y demuestra que las bibliotecas públicas son los espacios más democráticos que existen, dan cabida a todos y beneficia a todos.
Esta contribución positiva al bienestar también es mayor para los usuarios con un uso más físico y que requiere más tiempo de la biblioteca.
Estos hallazgos demuestran que las bibliotecas públicas apoyan el desarrollo de sus usuarios y, por lo tanto, ayudan a fortalecer sus comunidades.
Conclusiones
Estos dos estudios exploran a la biblioteca más allá de la concepción tradicional que se tiene de la misma. Como lo mencionaba al principio, lo que hemos trabajado en estos espacios la intuimos como un lugar de refugio, de encuentro, un tercer espacio y hemos visto que los usuarios la apropian de esta manera; sin embargo, es necesario explorar más a fondo y presentar datos duros. Estos estudios pues, son bienvenidos y nos dejan ver a una biblioteca (académica o pública) que supera el discurso tradicional de “cubrimos las necesidades de información de los usuarios” y se enfoca en el bienestar de los mismos.
Los listados de libros son una categoría interesante de analizar, ya saben, “Los xx libros sobre xx tema que debes leer”, “Los 100 que debes de leer antes de morir” y similares que buscan englobar en un número finito el todo de un artefacto que ha contenido la historia y pasiones humanas de todos los tiempos, los libros.
En mi andar como lectora me he encontrado listados de los libros más vendidos, los más leídos, los que todo bibliotecario debería leer, los listados top que se publican al final de cada año y muchos otros. Sin embargo, llaman poderosamente mi atención los listados de libros que ya no existen pues nos hablan sobre aquellos libros que desaparecieron de la faz de la tierra, representando una gran perdida para la humanidad. Sobre estos hay un libro muy interesante, La biblioteca de los libros perdidos (2007), donde Stuart Kelly nos habla sobre obras perdidas de autores de todos los tiempos: Shakespeare, Heracles, Aristófanes y tantos otros.
Una variante de las listas de libros que no existen son aquellas que nos hablan no de libros que desaparecieron en algún momento de la historia, sino de aquellos que nunca existieron. Sobre estos, Augusto Rodríguez se plantea en La biblioteca de los libros no escritos (2021), muchas preguntas de aquellos libros que pudieron ser, pero que nunca se materializaron, aquellos que se quedaron en el cajón del escritor, aquellos que fueron destruidos por el escritor incluso antes de llevarlos a la editorial, aquellos que siempre rondaron la cabeza de un escritor pero nunca pudo escribirlos o aquellos que no aceptaron las editoriales.
Desde luego, sobre estos últimos libros se establece un pacto de ficción donde el escritor advierte al lector y el lector acepta el juego de plantearse las mismas preguntas que el escritor. Pero, ¿qué pasa cuando nos presentan listas de libros que no existen sin advertirnos que no se trata de una mera invención y, por el contrario, se presentan como listados de libros reales?
Menciono lo anterior porque en estos días ha corrido como reguero de pólvora el caso de la ya tradicional lista de lecturas para el verano que todos los años publica el prestigioso Chicago Sun-Times, y que en esta ocasión diez de los quince títulos propuestos no existen, como es el caso de Temporada de huracanes de Britt Bennett o Migrations de Maggie O’Farrell. Lo más interesante de la nota: se explica a los lectores por qué disfrutarán estos libros.
¿Qué paso aquí?
Como muchos podrán imaginar, se utilizó Inteligencia Artificial para elaborar (inventar) este listado, la nota se publicó en formato impreso y digital sin ser verificada; dejándonos con ello un montón de reflexiones sobre el uso de la IA, sobre el periodismo, sobre la información:
Lo primero que me viene a la mente es la gravedad de recomendar libros que no fueron leídos ni evaluados por sus columnistas, porque resultó más fácil pedirle a la IA que les hicieran la tarea. Pero si lo pensamos un poco más, no es algo tan nuevo ni exclusivo del uso de estas herramientas. Recuerdo que hace algunos años un colega publicó un post recomendando libros infantiles, aclarando que no los había leído.
En ese entonces no acudió a ChatGPT pero sí a Google, y aunque se agradece la honestidad me parece igual de irresponsable e irrespetuoso hacia el lector recomendarle algo que no conoces de primera mano, algo que no leíste, que no analizaste y no evaluaste. Cómo puedes validar los títulos que te arrojó el motor de búsqueda sin conocerlos.
Pero volviendo al Chicago Sun-Times, ¿el que un medio periodistico de prestigio acudiera a una IA generativa para que les hiciera la tarea es el único error? No. La cosa se agrava cuando vemos que no sólo usaron IA generativa para “recomendar” libros para el verano, sino que quien lo escribió no lo verificó y lo editores lo publicaron también sin verificar.
Para minimizar la serie de eventos desafortunados y la ola de críticas hacia esta nota y el medio, hace unos días el Chicago Sun-Times tuvo que salir a dar la cara confirmando el uso de la IA y achacando a un columnista freelance el problema. Desde luego, también tuvo que admitir el error editorial de no verificar la información antes de publicarla.
Además, como parte de su “control de daños” se menciona que la nota será eliminada de la versión digital, porque eliminar la edición impresa es, desde luego, imposible. Y qué bueno que así sea, pues quedará como ejemplo para otros medios y para estudiantes de periodismo.
Pero aún hay más para la reflexión. Una de las máximas de las y los bibliotecarios sobre la búsqueda de información es la verificación en medios confiables, muchos de ellos diarios. ¿Qué pasa cuando esos medios tradicionales ya no son lo confiables que antes eran o creíamos que eran?
Hace años, cuando el otrora Twitter (actual X) era una red social de importancia, muchos periódicos y noticieros en radio y televisión acudían a esta red social para obtener de los trending topics las notas que nutrían sus emisiones diarias. En más de una ocasión algún diario hizo el ridículo al no verificar las notas y caer ante memes o bromas de distintos usuarios de esta red.
Lo anterior también me trae a la mente la nota Nadie lee nadadonde Leticia Martin denunciaba en su columna semanal para el diario Perfil la falta de pago por su colaboración, evidenciando a su vez la precarización laboral que viven escritores y periodistas. Desde luego, cuando el diario publicó sin revisar la nota, Martin demostró su punto de forma magistral. Nadie leyó nada, no hubo una revisión editorial, al diario no le preocupa su colaboradora y tampoco sus lectores.
Hacia dónde vamos
Lo más preocupante sobre el Chicago Sun-Times y su lista de libros que no existen, sobre el caso del post de recomendación de libros infantiles que no fueron leídos, o sobre el caso del artículo de denuncia publicado en Perfil sin antes revisarlo, es que nos están demostrando que los medios tradicionales que se deben caracterizar por el rigor en la investigación, están cayendo en errores que podríamos pensar de forma muy prejuiciosa sólo los comenten las generaciones más jóvenes que no quieren o no saben cómo discriminar información.
Nadie está leyendo nada, nadie está verificando nada y así seguimos entrenando a las IAs generativas con datos falsos, con datos sesgados y que son complacientes con lo que el usuario quiere oír, ver, leer y publicar de manera sencilla para que llegue a todos lo más rápido posible. Como señala Martin:
“Se viralizó. ¡Conseguiste tu objetivo!”. Vivimos en una sociedad de logros medidos a partir de un término médico. Lo que identifica al éxito es la capacidad de contagio: que algo se difunda con gran rapidez en las redes.
Aunque eso que se publique sea un invento y sobre esos inventos sigamos dando vueltas.